Hoy 24 de diciembre leí el artículo de un científico argentino que asegura que la tradición de Santa Claus o Papá Noel (el niño a Jesús para los venezolanos) causa traumas infantiles a los niños que descubren “la primera mentira de sus padres” y “pierden la confianza que tenían en ellos”. Así, asegura, Santa Claus “merma el valor de siempre decir la verdad”.
Iba a exponer lo que pienso sobre esta nueva corriente que intenta salvar a los niños de un “trauma colectivo” pero he preferido reproducir lo que opinaba hace más de cien años el director de un diario en Nueva York sobre ese tema.
En 1897, Virginia, una niña de ocho años, escribió una carta al director del periódico The Sun. La pequeña Virginia había escuchado en su colegio que Santa Claus no existe y envió una carta a Francis Pharcellus para preguntarle si eso era cierto.
Su respuesta, con una sensibilidad y brillantez excepcionales, fue publicada en el periódico y forma parte de la historia del periodismo de Estados Unidos. Y hoy hago mía su reflexión:
“Sí, Virginia, sí existe Santa Claus, Existe como el amor, la generosidad y la devoción existen. ¡Qué triste sería el mundo si no existiese Santa Claus! Sería tan triste como si no existiesen Virginias. No habría fe infantil, ni poesía, ni romance para hacer tolerable esta existencia. La luz eterna con la que la infancia llena el mundo se extinguiría”.
Feliz Navidad !
